febrero 19, 2015

Juntar agüita

En medio de la fortuna que constituye la humildad, uno de nuestros orgullos es haber construido nuestra propia casa en minga, juntos como voluntarios.
Nadie “nos puso” una oficina. Las cosas no nos vinieron “de arriba”.
Durante años, decenas de comuneros –varones y mujeres, niños y mayores–, nos concentramos aquí por turnos para ir levantando estas paredes que nos albergan y nos amparan.
Juntos hicimos los diseños y los rincones de la casa, sin ingenieros ni decoradores.
Y seguimos construyendo, porque no queremos que sea solo una edificación sino una casa que también enseñe.
Por eso cuidamos tanto las plantas; por eso nuestras composteras o la selección de la basura, la pintura con tierra de colores, etc.
Y ya desde hace tiempo veníamos juntando el agua de la lluvia en cuanto depósito estuviera a nuestro alcance, pero ahora –aprovechando la presencia solidaria de Sergio Díaz, Segundo Huamán, Arnulfo Vásquez y César Burga–, hemos empezado a construir unas pequeñas cisternas para colectar agua de lluvia que servirán, a la vez, como banquitas para las reuniones.
¡Las plantas estarán también contentas en el tiempo del verano!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un saludo muy cariñoso a "cheguito", a Arnulfo, seguramente las maticas también les agradecerán. Los recuerdo con mucho afecto.

Javier N.

Kepa Osoro Iturbe dijo...

Cheguito y Arnulfo personifican a todas esas personas, anónimas y modestas, que con su trabajo generoso, tímido pero decidido y meticuloso, contribuyen de modo decisivo a que vuestro/nuestro proyecto sea posible. Son seres que han asumido con naturalidad su papel secundario de cara a los titulares y los focos pero no por ello se desmovilizan, al contrario, al sentirse el adobe se comprimen para que lo se construya sobre ellos sea vigoroso, fértil y útil para la comunidad.